domingo, 10 de abril de 2011

Mythopraxis

Escrita:

Teseo y Ariadna


Teseo tenía la determinación de unir su suerte a la de sus coetáneos: si otros habían ido en aquel barco al encuentro del Minotauro, también él lo haría, por más que se opusiera su padre.

Por esa razón, formó parte del tercer envío que los atenienses hicieron al rey Minos. Entre las siete parejas de jóvenes, esta vez había alguien de sangre azul, dispuesto, como buen príncipe, a librar del legendario monstruo a su pueblo.

Al llegar a Cnosos, Teseo no pasó desapercibido a ninguno de los bárbaros cretenses, y menos aun a los ojos de la bellísima hija de Minos, Ariadna. Ésta, víctima de un irrefrenable enamoramiento, no dudó en ayudar a Teseo proporcionándole el hilo que le permitiría encontrar el camino de salida del Laberinto que custodiaba al Minotauro.

De este modo, el príncipe ateniense, de acuerdo con su naturaleza regia, no tuvo dificultad alguna para dar muerte al Minotauro ni para salir del Laberinto.

Amparado por la noche, Teseo embarcó a sus compañeros y a Ariadna en el mismo barco que lo había llevado desde Atenas hasta Creta y zarpó rumbo a casa.

Al hacer escala en Naxos, Teseo, muy hombre y viril él, ya se había olvidado de la ayuda que le había brindado Ariadna, y la dejó allí abandonada.

A pesar de lo que en un primer momento pudiera parecer, Ariadna salió ganando…


Oral:
Andanzas de Zeus (I)
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Texto y audio de David Lucas Cuesta que los publica bajo licencia CC BY-SA 3.0

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